
Siempre me ha gustado el mar, pero tenerlo muy cerca, poder ir caminando cuando me apeteciera, pero sólo era una ilusión, hasta que un día mirando una revista de inmobiliaria leí el nombre de Malgrat de Mar, a pesar de vivir en Barcelona ciudad y haber ido muchas veces al Maresme y la Costa Brava, jamás paramos en dicho pueblo.
De esto hace quince años, cuando comprar y vender era mucho más fácil y la especulación todavía no había llegado y nadie hablaba de la burbuja inmobiliaria.
Este bello pueblo costero a 45 Km. De Gerona y 56 de Barcelona, nos ha dado mucho más de lo que jamás soñamos.
En primer lugar, mi marido encontró trabajo los últimos años antes de jubilarse, yo también trabajé y mi hijo trabaja y vive aquí también, toda nuestra vida cambió para bien, vivir en Malgrat de Mar, tiene el encanto de la tranquilidad de pueblo y en la época estival el turismo da trabajos a muchas personas, en fin lo tiene todo, además la riera divide el pueblo quedando la mayoría de los hoteles en la otra parte, y eso hace conciliar la vida de pueblo.
La montaña está a diez minutos más o menos andando, en media hora vas de punta a punta del pueblo, hay un parque temático muy grande en el cual se pueden celebrar cumpleaños y otros acontecimientos, vienen de todos los pueblos cercanos incluso de Barcelona, pero hay muchas zonas verdes más, como la del Castell, ahora unida al mismo centro del pueblo por un ascensor. Tenemos un largo paseo marítimo y otro en la misma playa donde los días de fiesta es un ir y venir de gentes, ciclistas o simplemente paseando a la vez que se disfruta del mar, no acabaría nunca de escribir todo lo que me gusta de mi pueblo, ya llevo quince años viviendo en él y ya lo considero un poco mío.
Las comunicaciones son bastante fluidas, tren de cercanías, bus, auto, taxi, en 1,10h. te plantas en La Plaza de Cataluña y en media hora estás en el aeropuerto de Gerona.
Y lo más importante es la calidad de vida que hay, tenemos varios amigos que han venido a invertir en este pueblo con la idea de venir a vivir cuando se jubilen y es que han comprobado que lo que digo no es una fantasía sino una realidad.
Sólo he querido dar unas pinceladas de este bello pueblo, hay tantas cosas que podría decir, pero para eso ya está la oficina de turismo.
A mis amigos de foros literarios de todas las partes del mundo, siempre les digo que vivo en un paraíso llamado Malgrat de Mar y aunque tengo mucha imaginación o eso dicen, esta vez mis palabras son vírgenes de cualquier fantasía narrativa.